Pongámonos en contexto
Vale —¡qué chistoso! Debería dejar de iniciar con la palabra «vale», ¿o no?*— para este punto hemos leído varios capítulos de tres libros que nos cuentan la historia del castellano: Historia mínima de la lengua española de Fernando Lara, Los 1001 años de la lengua española de Antonio Alatorre e Historia de la lengua española de Rafael Lapesa. Hemos visto el origen y la evolución de —¡adivina!— la lengua española (desde las culturas prerromanas hasta los cambios generados por los visigodos y los árabes).
En la siguiente entrada dividida retomaremos los conocimientos que Fernando Lara nos comparte en los capítulos VI, VII y VIII. Para no andar tan perdidos, recordemos que al final del capítulo III de Historia mínima de la lengua española, el Imperio Romano estaba en decaimiento, propiciando al latín hispánico las características necesarias para diferenciarlo de otros dialectos latinos. Después vinieron los visigodos y los árabes, temas que analizamos de otro libro, pero que también son tratados en los capítulos IV y V de este mismo libro. Es hora de ver qué siguió en las choco-aventuras de una de las lenguas más hermosas.
Me gusta mucho esta pequeña entrada como introducción que hiciste. Me agrada la manera en la que escribes, tu estilo está muy presente en cada párrafo. Te recomendaría que utilizaras la palabra "decadencia" en lugar de "decaimiento".
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